El tiro al blanco submarino tiene raíces que se remontan a la primera mitad del siglo XX, donde surgió como una actividad de entrenamiento invernal para los pescadores submarinos y como una de las muchas disciplinas competitivas nuevas en la evolución del ocio submarino.
La primera práctica documentada del tiro al blanco submarino se remonta a 1935, cuando se organizó una competencia de tiro al blanco y natación con aletas en la piscina de Tourelles en París. En ese momento, esta actividad se consideraba un medio para mantener afiladas las habilidades durante los meses de invierno y para promover la camaradería entre los buceadores.
En sus primeras etapas, el tiro al blanco submarino a veces implicaba disparos verticales desde la superficie hasta el fondo, a profundidades que iban de 10 a 15 metros. Este enfoque primitivo evolucionó con el tiempo para convertirse en una disciplina más sofisticada, que enfatizaba más la precisión y la competencia.